La belleza de estar preparado para aceptar el propio destino.
La belleza de la aspiración nacida del aprendizaje desinteresado.
La belleza del flujo del chi que lo recibe todo y no se estanca
La belleza de los pensamientos rebosantes de deseos para el futuro.
La belleza de una personalidad que no domina el cuerpo sino que aprende de él y lo aprovecha al máximo
La belleza de destacar y comportarse de una manera que te da vida.
La belleza de una actitud que no se antepone a sí misma.
La belleza del lenguaje que respeta a los demás.
La belleza del amor que no pide nada a cambio.
La belleza de la extensión de la conexión respetuosa.
La belleza de la familia, los amigos y las relaciones con las personas.
La belleza en la forma de tratar la naturaleza y las cosas.

Ganar o perder es un estímulo temporal de superioridad y no es algo con lo que haya que obsesionarse.
Por muy gloriosa que sea la gloria debida al reconocimiento de los demás y por muy buenas que sean sus capacidades, no se puede encontrar ninguna belleza en la lucha por la superioridad o la inferioridad.

La búsqueda de la verdad y la persecución de la virtud es lo que conduce al camino de la vida.
Esa es la base de la práctica diaria.

El objetivo de la educación es formar personas con carácter.
El propósito del aprendizaje es convertirse en una persona de carácter.